Opinión-. 《Tú no decides》, esta
frase pronunciada por el presidente legítimo de Venezuela, Juan Guaidó, en el
rostro de un represor es de altísimo significado.
Además de la valentía de Guaidó
al recuperar las instalaciones del Palacio Federal Legislativo, y de todos los
100 diputados que lo acompañaron, aquella expresión encierra una epifanía
política.
La decisión de quién es diputado
o no, la decisión de quién es autoridad o no, es un derecho exclusivo del
pueblo venezolano. Ninguna fuerza ya sea política, parapolítica, militar o
paramilitar puede determinar sobre la legalidad venezolana.
Solo el pueblo, a través de las
líneas establecidas en la Constitución Nacional, es el que tiene la soberana
potestad para determinar quién es autoridad o no en el país. Y esto ya está
claro en la opinión pública nacional.
La inmensa mayoría de los
venezolanos rechazan la usurpación de Nicolás Maduro, repudian a sus cómplices
y se asquea ante las actuaciones de los Entes Estatales secuestrados; por otro
lado, millones de venezolanos reafirman su propósito de avalar las gestiones de
Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional y como Presidente interino
de la República de Venezuela.
Ningún uniformado, por muy armado
que éste, puede imponer una decisión política a 30 millones de venezolanos;
ningún usurpador, aunque esté sentado ilegalmente en la Silla Presidencial,
puede obligar a toda una nación a que se someta a sus caprichos o ambiciones
mezquinas.
Son los venezolanos, y los
legítimos representantes de éstos, bajo el cumplimiento de la Carta Magna,
quienes deciden dentro del escaso esquema de institucionalidad que posee hoy la
nación.
Juan Guaidó, y los 100 diputados
que lo acompañan, son los legítimos representantes del poder constituido
venezolano, son los únicos representantes del Estado nacional y de la
constitucionalidad de la República, y esto porque así lo precisa la legalidad y
así lo quiere el 80% de los venezolanos.
Es hora que los ciudadanos
tomemos en nuestras manos el poder que la Constitución nos otorgó; es hora que
la sociedad se haga sentir y le enviemos a los represores y a los opresores un
mensaje muy claro: 《Ustedes no deciden, nosotros sí》.
Lo ocurrido en la Asamblea
Nacional es, aunque lo nieguen descarada y desesperadamente, una enorme derrota
política para Nicolás Maduro; es una derrota porque simplemente no pudieron
comprar a los diputados, salvo aquellos sin alma en el cuerpo y sin
consciencia, fue una derrota porque no lograron evitar que la dignidad se
impusiera, fue una derrota porque no pudieron imponer su decisión, sino que
quien decidió fue la voluntad unitaria, firme y amplia de los parlamentarios
demócratas.
¡Señores!
Volvamos a repetir los hechos de rescate del Parlamento, pero ahora rescatemos
a la Nación entera. Digamos que todo 5 tiene su 7, y tomemos la gran decisión
de ser libres.
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