Opinión-. Una de las mejores características del venezolano es su
ingenio, y sobre todo aquel que se manifiesta en su capacidad de crear
alternativas, y de ver la parte buena de cualquier situación adversa.
En medio de la pandemia del
Covid-19 empiezo a ver expresiones de ese ingenio por muchas partes. Observo
como los venezolanos están buscando formas de sobrevivir y producir a pesar de
la parálisis causada por la cuarentena.
Hace un par de días vi un
ingenioso venezolano con un triciclo llevando varias cubetas, trapos y cepillos
y un cartelito que decía: "Se lavan carros a domicilio". Aquel
servicio es parte de esa visión de trabajo y fuerza que aún persiste en
muchísimos ciudadanos de este país.
También me topé, por las Redes
Sociales, con un anuncio de un docente ofertando sus servicios de "tareas
dirigidas" vía online, sobre todo para aquellos padres que desde hace rato
perdieron la paciencia con sus hijos.
Asimismo, muchos profesionales y
expertos en diferentes áreas están dictando talleres, cursos y jornadas de
capacitación vía las más diversas herramientas digitales, como Zoom y hasta el
propio Whatsaap o Telegram. Nunca es tarde para aprender y es una de las
mejores formas de pasar esta cuarentena.
Esa es la Venezuela ingeniosa y
trabajadora que se niega a morir. Que no cede espacios a la apatía o a la
dejadez y que sigue hacia adelante construyendo con compromiso una mejor vida
para ellos y para los demás.
Este es el ejemplo de ciudadano
que debemos mostrar ante el mundo y ante otros venezolanos que a veces se
detienen y se angustian ante la grave situación que padecemos.
Frente a tantas malas noticias
que nos agobian, frente a tantas contingencias y peleas, es bueno ver a nuestro
alrededor y aplaudir el esfuerzo de aquellos connacionales que no se rinden,
que aunque estén en sus casas, buscan las formas de crear opciones de progreso
y de solución a sus problemas de económicos.
A pesar de las limitaciones
producidas por el aislamiento social, veo como ese venezolano de a pie está
allí, ingeniando, luchando y construyendo, está allí logrando salidas para
solventar la dura situación que nos ha tocado vivir a todos nosotros.
La cuarentena pudiera convertirse
en una gran oportunidad para muchos venezolanos que, por encima de los
obstáculos, emprenden grandes ideas o pequeñas iniciativas; pudiera ser el
escenario para que esa capacidad de creación fluya y domine la próxima
Venezuela post-pandemia.
Tengo fe en los venezolanos,
tengo fe en Venezuela. Creo en que podemos cambiar para mejor, que podemos
hacer juntos un país con libertad, trabajo y compromiso, donde cada uno de los
venezolanos tenga las oportunidades de crecer y de ser cada vez mejores.
Sueño con que volvamos a ser la
tierra de gracia que alguna vez fuimos, y que la sonrisa regrese al rostro de
todos los venezolanos. ¡Tengo fe en ello!
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