Un Donald Trump llega a la Casa Blanca – después de estar internado unos
pocos días debido a su contagio con Covid-19 – se quita el tapaboca y se deja
ver por toda la nación. ¿Qué nos dice con ese gesto? «Aquí estoy en mi casa,
sano y listo para seguir luchando; aquí estoy no me han vencido ni me
vencerán».
Y antes de este episodio, el presidente de los Estados Unidos y
candidato republicano a la reelección, sale del centro médico donde se
encontraba recluido y se pasea en un automóvil. ¿Qué mensaje transmitió? «Sigo
tranquilo, a mí nadie me detiene; yo soy más fuerte que esta enfermedad».
Al retomar su campaña se va a una concentración – bastante nutrida por
cierto – aparece sin tapabocas, baila frente a sus seguidores y asegura que «A
mí me dio esa cosa [Coronavirus] y lo superé, ahora dicen que soy inmune a
ello». ¿Qué quiere transmitir el presidente? ¡Fácil! Le dice a sus seguidores
«soy un campeón».
Donald Trump se va a Miami – en el corazón latino de los Estados Unidos
(dominado por cubanos y venezolanos) – y dice que Joe Biden, su rival
demócrata, es socialista. Bueno, para quienes nos gusta el boxeo podemos
interpretar esta aseveración como «un derechazo al hígado».
Sin dudas, Donald Trump es el mismo de siempre. El hombre del show, el
de lengua fácil y respuesta ágil; el multimillonario es un hueso demasiado duro
para roer, y más cuando su rival es un Biden que es – como dicen en mi pueblo –
un «huevo sin sal».
El presidente Trump se mofa de su contendor, lo minimiza, lo aplasta. A
pesar que muchos analistas afirman que al mandatario norteamericano le fue mal
en el debate, juzgo lo contrario, ¿por qué? Sencillo, vi a un Trump ubicando
ideas claras, conceptos precisos y enfocados en sus puntos fuertes, mientras
Biden reforzó su imagen de «hombre débil».
Además, el debate Pence-Harris pudo exponer más la diferencia. Mike
Pence se vio más preparado, más experto, más presidenciable que Kamala Harris.
Salvo el incidente de la mosca en la blanca cabellera del «Vice», no hubo un
solo error en el mensaje del compañero de fórmula de Trump.
Ahora, ante la pregunta ¿quién ganará? Aunque muchas encuestas ubican a
Joe Biden en el primer puesto – incluso hasta con 11 puntos por encima de Trump
– creo inevitable que el actual huésped de la Casa Blanca seguirá en el Lado
Oeste, continuará despachando desde la Oficina Oval.
Trump ganará la reelección – contra todo pronóstico – y lo hará, en mi
opinión, con la misma fuerza que llevó a Richard Nixon a ganar dos veces la
presidencia de los EEUU – a pesar de perder en su primer intento y de tener
siempre una «mala prensa» – es decir, triunfará gracias a la «mayoría
silenciosa».
Ganará de la misma forma que el «No» superó al «Sí» en el referendo
sobre la «paz» en Colombia – dejando en la lona a todas las encuestadoras –;
vencerá como el Brexit se impuso en Gran Bretaña y así como Jair Bolsonaro
venció en Brasil.
En todos estos casos las encuestas decían lo contrario, la prensa festejaba unos resultados contrarios que jamás se materializaron. Es por esto que Donald Trump ganará, así como ya lo hizo sobre Hillary Clinton hace 4 años.
¡Comunícate y hazlo bien!
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