El mundo contempla boquiabierto
como en Venezuela no solo se arrestan a diputados legítimamente electos sino
que se clausura de hecho, a través del uso de militares y de cuerpos de
inteligencia del Estado, a la Asamblea Nacional.
El mundo democrático observa cómo
se ultraja el último vestigio de legalidad e institucionalidad en el país, y
como se termina de aniquilar los residuos de Estado de Derecho que aún
sobrevivían en el país.
La toma del Palacio Federal
Legislativo es una palpable muestra que Venezuela es un país rehén.
Con lo que está sucediendo, no
pueden quedar dudas de la situación alarmante que padecemos en Venezuela.
La Asamblea Nacional electa por
más de 15 millones de venezolanos es el órgano más legítimo de la nación, a tal
punto que más de 60 países en América y en Europa la reconocen como la real
representación del Estado venezolano.
El Poder Legislativo no solo fue
elegido por el mayor número de venezolanos, no solo encarna los preceptos
constitucionales que la Carta Magna de por sí les otorga, sino que además en
toda Democracia el parlamento es el epicentro de la representación plural de la
sociedad.
En el parlamento deben estar
expresados, bajo los mayores conceptos de proporcionalidad por intención de
voto, la policromía más amplia del pensamiento político de un país. Debido a
esto las asambleas nacionales o congresos son la unión de la conformación
política de una sociedad. En fin, es el centro político más democrático dentro
de las democracias.
Por tal motivo, el ataque a la
Asamblea Nacional venezolana es un ataque a los millones de venezolanos que
eligieron a sus diputados, es un ataque contra la representación de la
sociedad, y al pueblo mismo de Venezuela.
El mundo observa y los
venezolanos observamos; en una era de libertades, de civilidad y democracia en
el mundo, es inaceptable que se violenten de esta forma los más sagrados
principios de libertad que tanto le ha costado a la humanidad conquistar.
Lo que vivimos en Venezuela es la
negación más palpable de la dignidad del ser humano, no solo por los ultrajes a
los Derechos Humanos que se cometen día a día, sino por la aniquilación de las
instituciones nacionales que deberían velar por esos derechos de los más de 30
millones de venezolanos.
Ante todo lo expresado, solo me
queda enviarles un mensaje a los ciudadanos venezolanos para que demos un paso
al frente y nos coloquemos al lado de la institucionalidad, la Constitución
Nacional y de la lucha por la libertad.
Debemos apoyar a la Asamblea
Nacional y a todos sus integrantes. ¡La Asamblea Nacional somos todos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario